domingo, 22 de febrero de 2009

De las democracias



Desde mi humilde punto de vista y desde los conocimientos de Derecho que he podido ir adquiriendo durante la que sigue siendo mi singladura por la Universidad, he podido aprender a valorar y respetar uno de los derechos que más relevancia tienen en cualquier democracia consolidada que se precie. Este es el de libertad de expresión. Más allá de cuestiones ideológicas, considero fundamental que cualquier persona pueda manifestar sus opiniones e ideas en libertad, siempre y cuando no atente contra el orden público ni la moral.

Con esta exposición lo que pretendo es referirme al reciente caso de expulsión de un europarlamentario español en Venezuela en fechas recientes. Desde mi lejanía ideológica con este diputado europeo, considero que el país latinoamericano no ha demostrado ser una democracia fuerte y firme como desde su Gobierno se pretende hacer ver a la Comunidad Internacional. Y más cuando estamos acostumbrados a oir las continuas salidas de tono de su Presidente de Gobierno y República. No hay más que recordar cuando en la pasada Cumbre Iberoamericana faltó al respeto a un ex-presidente español llamándole "fascista". Desde ese mismo momento mostró un desprecio implícito en sus palabras hacia las decisiones soberanas mostradas por el pueblo español en unas elecciones democráticamente celebradas.
Por esta razón considero que las autoridades venezolanas no han estado a la altura de la democracia firmemente consolidada que pretenden aparentar ser.

Aprovecho esta referencia para tocar un evento que se nos aproxima. Las elecciones vascas. Estas serán las primeras elecciones de la democracia que se celebren sin la presencia de las ideologías que no condenan el terrorismo. Nada tengo en contra de la ideología abertzale. Sin ideales para nada son similares a los de quien escribe estas líneas. De hecho, por sanidad y calidad democrática, preferiría que estuviesen presentes y así tuvieran la oportunidad de defender sus ideales desde la palabra, la opinión y la vía pacífica.
Afortunadamente, armas e ideas no son compatibles en ningún Estado de Derecho. Y mientras no medie la condena, deberán seguir, utilizando un símil taurino, "viendo los toros desde la barrera".

Por otro lado, parece que se abre una vía al cambio. A la renovación de ideas. Al fin del sectarismo que desde la Lehendakaritza se lleva realizando durante más de 25 años. Las urnas dictarán sentencia. Esperemos que sean favorables para un Euskadi de progreso y políticas inclusivas y no exclusivas. De gobernabilidad para todos y no para una parte.

Esperemos al día 1 de marzo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

totalmente de acuerdo en todo lo que aqui escribes, Pedi.

ferpudo...o anónimo